Javier Milei juró como presidente de Argentina ante una multitud en la Plaza de los dos Congresos, asumiendo un mandato de cuatro años. En su discurso inaugural, Milei describió la herencia económica como "dramática" y advirtió que se avecinan tiempos muy duros. Criticó la situación económica actual, pronosticando inflación del 15,000% anual y una pobreza del 90%. Planteó la necesidad de un ajuste de 5 puntos del PBI en el gasto y de otros 10 puntos de la deuda del Banco Central, anunciando un "shock" económico en los próximos días. La multitud coreó consignas a favor de Milei y su propuesta de reducción del gasto público.
Milei enfatizó que no hay alternativa al ajuste y rechazó el gradualismo, argumentando que "no hay plata" para financiar un enfoque más moderado. Aunque reconoció que las medidas provocarán inflación, estancamiento y recesión, aseguró que estas son "duras decisiones" necesarias para enfrentar la situación heredada de décadas de despilfarro político.
El nuevo presidente prometió no perseguir a nadie ni saldar viejas vendettas, buscando proyectar una imagen de pacificación política. Este evento marcó el fin del gobierno de Alberto Fernández, quien entregó la banda presidencial a Milei. Cristina Kirchner, vicepresidenta saliente, tuvo un papel destacado en la ceremonia y encabezó la jura de los nuevos presidentes y vicepresidentes.
La jura de los ministros se llevó a cabo en un evento privado sin acceso a la prensa. Milei culminó su día dirigiéndose a la multitud desde el balcón de la Casa Rosada, proclamando "el fin de la noche populista" y el renacer de una Argentina próspera y liberal.